La semana que viene Alicante volverá al espectáculo nacional de fútbol en la Copa del Rey que llegó por méritos propios, gracias a este formato más numeroso creado por la Federación Española de Luis Rubiales, en su momento jugador celeste. Los Betis de Manuel Pellegrini y Joaquín visitan el teatro Villafranqueza, sede de Alicante desde hace más de 40 años, y llevan varios meses haciendo crecer el terreno de juego. Este ajuste permitió a Alicante jugar en muchas partes de la ciudad; Entre ellos, la Ciudad Deportiva, alcanzó la semana pasada la etapa final de la Copa del Rey. No fue su primera visita a la Ciudad del Deporte, ya que fue la casa de Alicante en los años setenta, entre la transición de La Viña a Villafranqueza. Así el Alicante vuelve a la Copa del Rey, una competición a la que se perdió hace 12 años, cuando todavía era un equipo de División B, dirigido por Vicente Borge. En el medio, una caída a los infiernos donde ahora aparece (recordemos que es el actual campeón Preferente) y el futuro ahora viene de manos de Salvador Martí, también dueño del Intercity. El festival que acogerá Alicante esta semana que viene representa a todos los de Primera División como el Betis, que tiene razón, gracias al actual equipo dirigido por José Vicente Lledó y a la final, que ganó el poder de la fuerza para luchar por ese desafío. pero también de aquellos jugadores y entrenadores que han criado al Alicante desde que volvió a empezar en 2014. Técnicos de Fosco, Míchel, Cartagena o Carrasco; jugadores como Gonzalo Bonastre, Tomasín, Ángel, Héctor, Josete, Jorge, Toti, Sergi Murcia o Edu García; y la inmejorable afición del club como Paco Espí, Luis Manuel Morote, José Luis Valero, Juan Quereda y muchos más me dejaron en la tubería.
Fruto del anterior enfrentamiento entre Barça y Espanyol, recordé lo que siempre guardaba la afición, una “pequeña sorpresa”, ignorada y destrozada por los grandes capos de la gran ciudad. La ciudad es similar a Alicante, convirtiéndose en el hermano menor de Hércules aunque sigue siendo el hermano mayor. La semana que viene tendrá otra oportunidad de ser homenajeado, estará de regreso en su casa, que tanto celebró y sufrió, y del lugar donde dejó a Rico Pérez para oponerse a un club que aún ostenta. a pesar del odio y la rivalidad. Alicante, cansada, cosida y descosida en sus muchos años, sigue viva y hambrienta.
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