Gaviotas y palomas embellecen la icónica estatua de Ícaro en el Puerto de Alicante
El fenómeno del ‘animal print’ ha encontrado una nueva manifestación en la escultura ‘El regreso de Ícaro con su ala de surf’. Esta obra, de 2,35 metros de altura, ha sido objeto de atención debido a la acumulación de excrementos de aves, que han dejado su huella sobre la escultura, situada en un punto estratégico del puerto. La presencia de estos residuos no solo afecta la estética de la obra, sino que también plantea serias preocupaciones sobre su conservación.
Impacto ambiental y estético
La escultura, creada por la artista Esperanza d’Ors y ubicada en las Escaleritas de la Reina desde 1999, ha estado expuesta a los excrementos de gaviotas y palomas durante las últimas semanas. Estos residuos, que varían en tonalidades, indican el origen de las deposiciones y el tiempo que han estado en contacto con la escultura. La zona es conocida por la abundancia de aves, que frecuentan el área en busca de alimento.
Los expertos en conservación advierten que los excrementos de aves contienen ácidos que pueden dañar los materiales de la escultura, como el aluminio de las alas, que están diseñadas en forma de tabla de surf. Además, el bronce fundido, material principal de la escultura, es susceptible a la oxidación y puede presentar manchas que afectan su apariencia general.
Consecuencias de la acumulación de excrementos
La acumulación de excrementos no es un problema nuevo para la escultura de Ícaro. En septiembre de 2012, un incidente con un yate que colisionó contra la figura ya había causado daños significativos. Este tipo de situaciones, sumadas a los saltos que realizan los transeúntes para acceder al pedestal de la escultura, han contribuido a su deterioro.
Además, el geólogo Manuel Peña ha señalado que las condiciones climáticas, como el aumento de la presión atmosférica, pueden dejar al descubierto los bajos de la escultura, lo que también afecta su integridad. La ubicación de la obra es clave para transmitir el mensaje que su autora desea comunicar, reinterpretando el mito de Ícaro, quien, tras volar con alas de cera y plumas, busca escapar de su destino en la isla de Creta.
La necesidad de conservación
La situación de la escultura de Ícaro resalta la importancia de implementar medidas de conservación adecuadas para proteger el patrimonio artístico de la ciudad. La combinación de factores ambientales y la interacción humana con la obra requieren una atención especial para evitar daños irreparables.
La escultura no solo es un símbolo cultural, sino que también representa un desafío para las autoridades encargadas de su mantenimiento. La preservación de este tipo de obras es fundamental para garantizar que futuras generaciones puedan apreciar su belleza y significado, sin los efectos adversos que actualmente enfrenta.