Los aranceles de Trump hacen que el derecho a reparar adquiera una relevancia sin precedentes
Conserva tus cosas. Este es el consejo que ofrecen los defensores del derecho a reparar a quienes están preocupados por el impacto de los aranceles en sus finanzas y en sus dispositivos electrónicos.
Los aranceles comerciales afectan a casi todos los productos, especialmente cuando son tan amplios y elevados como los anunciados por el presidente Trump el 3 de abril. La industria electrónica es particularmente vulnerable al comercio global, ya que los componentes necesarios para ensamblar los dispositivos suelen fabricarse en países como China, Vietnam, Taiwán y Camboya, que ahora enfrentan aranceles de entre el 30% y el 50%.
Ya hay retrasos en el mercado
Aunque los aumentos de precios aún no se han implementado y son difíciles de prever, estas decisiones económicas ya han tenido un impacto considerable. La bolsa se desplomó en los días posteriores al anuncio de Trump debido al «miedo extremo» en el mercado, según CNN. Además, se han registrado retrasos mientras las empresas evalúan el efecto de los aranceles, como en el caso de la anticipada Nintendo Switch 2.
La inestabilidad económica y la incertidumbre hacen que la idea de adquirir un nuevo dispositivo, ya sea un smartphone, una laptop o una videoconsola, parezca mucho más costosa. Si la compra de nuevos aparatos se torna más complicada, tiene más sentido conservar los que ya se poseen.
Un llamado a la reparación
El derecho a reparar, que busca concienciar al público y presionar a las empresas para que fabriquen dispositivos más reparables, ha estado en marcha durante décadas. En los últimos años, esta campaña ha avanzado significativamente. En 2024, la Unión Europea implementó una normativa que obliga a las empresas a producir dispositivos más reparables. Este movimiento también ha recibido un amplio apoyo bipartidista en Estados Unidos, incluso en medio de una administración federal caótica que parece decidida a desmantelar muchos de los sistemas que sostienen el país.
Este momento se asemeja a los primeros días de la pandemia de covid, cuando el futuro de cómo las personas podían adquirir nuevos productos parecía igualmente incierto. En 2020, se argumentó que el derecho a reparar podría fomentar la resiliencia en tiempos de crisis, especialmente con la entrada en vigor de los aranceles y el inicio de una guerra comercial global.
Prepararse para el futuro
«No sabemos qué va a pasar», reconoce un experto en el tema. «Entonces, ¿qué hacemos? Pues reparar por defecto».
Se sugiere que las personas se preparen para un aumento de precios en los nuevos dispositivos de al menos un 50% o más. Aplicando esta lógica al equipo que ya poseen, conservar un smartphone o una laptop durante un par de años más podría resultar una inversión mucho más inteligente que adquirir algo nuevo.
